Le observo estremecerse en mudo llanto, una pequeña figura agazapada en la esquina más sombría de la habitación; rodeada por una neblina, que no hace más que aumentar su pena, sumándole una sensación de estar perdida, a sus ya de por si abrumadores problemas.
Mente débil, gran falta de voluntad, poca paciencia y aún muy lejos se encuentra de madurar. Mucho peso y poca fuerza, casi puedo oírle derrumbarse por dentro.
Me llama en susurros, rogando por mi ayuda sin ser siquiera consciente de ello, me pide que la aleje de ese mundo, que no entiende ni tampoco la quiere comprender.
Me acerco a su silueta, que sólo yo parezco notar, extiendo mi mano hacia ella en discreta oferta y, dirigiéndome una llorosa mirada, acepta mi ofrecimiento, firmando un pacto, en el cual yo salgo ganando, sin importar lo que suceda. Tiro de ella por medio de su mano y cerrando los ojos, le envuelvo con mis brazos, dejando que se deslize en las profundidades del sueño y el olvido.
Al abrir mis ojos de nuevo, me encuentro frente al mismo espejo que antes la reflejaba a ella, y por una décima de segundo la lisa superficie me enseña sus ojos opacos, antes de brillar con una confianza poco común en ellos y mojándome la cara, trato de borrar el rastro de lágrimas que ella dejó caer, cuando sucumbía ante la presión.
Le sonrío con una mezcla de ternura y malicia a mi reflejo...su reflejo...NUESTRO reflejo y nos digo a mi misma:
-Yo me haré cargo ahora, mi niña...y nos veremos de nuevo, cuando te puedas enfrentar a este mundo; mientras, yo seré fuerte por ti, justo como me creaste para ser.-
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~FIN~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
miércoles, 5 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario